9/3/18

Educar en los valores del Gobierno Abierto

La educación es nuestra esperanza, nuestra mejor herramienta para intentar cambiar lo que en el ámbito que nos rodea y en el que actuamos y nos relacionamos nos enoja, nos entristece, nos deprime, nos irrita. Cierto que cada uno de nosotros tendrá diferentes elementos, objetos y sucesos como causantes de aquellos estados de ánimo que responden ciertamente a hechos y acontecimientos vividos y por tanto subjetivos, pero un común denominador se impone si pensamos y actuamos como colectivo humano, como sociedad, aunque solo sea por mera supervivencia y, ahí, las características y cualidades del Gobierno Abierto (participación, colaboración, transparencia) pueden ayudar a definir objetivos y ser útiles para desarrollar un enfoque educativo que sea capaz de transformar la sociedad. Y esta transformación es una tarea urgente pues son muchas las amenazas que nos acechan: económicas, demográficas, ambientales ...
Hagamos un recuento  para visualicemos el alcance y la magnitud de tales amenazas:
  • Cambio climático y contaminación ambiental sin fronteras (lluvia ácida, efecto invernadero, chatarra espacial, contaminación lumínica, acústica, visual...)
  • Agotamiento y destrucción de los recursos naturales
  • Urbanización creciente, desordenada y especulativa
  • Destrucción de los ecosistemas y de la biodiversidad
  • Disminución de la diversidad cultural debido al fenómeno de la globalización
  • Crecimiento económico acelerado y consumo desaforado
  • Explosión demográfica
  • Desequilibrios y desigualdad creciente generadores de conflictos, guerras, migraciones masivas, violencia...
  • Choque de civilizaciones con manifestaciones de acciones terroristas 
  • Creciente globalización y mundialización con la aparición de empresas de dimensión transnacional de enorme poder e influencia, proliferación de paraísos fiscales y surgimiento de mafias.
  • Pérdida de calidad de la democracia
Así que afirmamos que la educación es la mejor herramienta para lograr el cambio, para formar ciudadanos libres y conscientes de los avatares del mundo que les toca vivir y, sin embargo, nunca la educación estuvo tan amenazada por intereses ajenos a su verdadera función y finalidad, que debe ser por fuerza liberadora, emancipadora y humana. Necesitamos educar en libertar para facilitar el desarrollo y evolución de mentes abiertas, críticas, responsables, reflexivas, que piensen en si y para si. Con valor y conocimiento para que afronten de forma colectiva los numerosos problemas que amenazan a nuestra civilización que, por primera vez en la historia, soporta un riesgo real de colapso y destrucción.
Los valores que rigen el Gobierno Abierto aplicados al ámbito educativo deben ser usados para mostrar que el crecimiento económico no puede ser el único dogma de la sociedad actual y que la experiencia vital no debiera consistir tanto en buscar un camino al prestigio, a la riqueza y a felicidad inexistente como de asegurar a todos los ciudadanos un goce sereno y armónico de la vida en comunidad, en ausencia de dolores y fatigas y fomentando la solidaridad, la frugalidad y el respeto mutuo.


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